El Poder de la mentalidad de crecimiento en su desarrollo Todos nacemos con diferentes habilidades.
Desde que venimos al mundo, cada persona tiene talentos y destrezas únicas. A medida que crecemos, estas diferencias se manifiestan y podemos abordarlas desde dos perspectivas: la mentalidad fija o la mentalidad de crecimiento.
La mentalidad fija lleva a creer que nuestras capacidades son inmutables desde el nacimiento, es decir que no cambian. En este caso, los fracasos o desafíos se perciben como pruebas de una supuesta falta de talento o habilidad.
La mentalidad de crecimiento, en cambio, nos anima a ver nuestras habilidades como algo que podemos desarrollar con esfuerzo y perseverancia. En esta perspectiva, los desafíos no son barreras, sino oportunidades para aprender y superarnos.
¿Por qué es mejor adoptar una mentalidad de crecimiento?
Imagínate enfrentarte a un desafío, fracasar, y simplemente abandonar porque piensas que no tienes lo necesario. Con una mentalidad fija, esto sería el final de la historia. Pero, con una mentalidad de crecimiento, el fracaso se transforma en una lección, y cada experiencia se convierte en una nueva oportunidad de intentarlo y mejorar.
Aceptar esta forma de pensar no significa que siempre serás el o la mejor en todo, pero sí que puedes acercarte más a tus objetivos con cada intento. La frase clave es «aún no»: no soy el mejor en esto… aún, pero puedo llegar a serlo.
Además, adoptar esta mentalidad no solo beneficia tu desarrollo personal, sino que fomenta una actitud más amable y comprensiva contigo mismo y con los demás. Esta autocompasión puede aliviar el miedo al fracaso y reducir la presión de buscar constantemente la perfección.
Cómo fomentar la mentalidad de crecimiento en tus hijos/as (y en ti mismo/a)
Desarrollar una mentalidad de crecimiento no ocurre de la noche a la mañana, pero pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia. Aquí tienes algunas estrategias prácticas:
Fomenta el diálogo interno positivo.
Enséñales a tus hijos (y recuérdate a ti mismo) a hablarse con amabilidad. Frases como:
- «No puedo hacerlo… todavía.»
- «Esto es difícil, pero estoy aprendiendo.»
- «No soy tan bueno como ellos… por ahora.»
Estos mensajes refuerzan la idea de que el crecimiento es un proceso continuo.
Establezcan metas juntos.
Establecer metas, tanto grandes como pequeñas, en familia es una excelente forma de practicar la mentalidad de crecimiento. Ayuda a tus hijos/as a dividir los objetivos en pasos alcanzables y celebra los logros, por pequeños que sean. Esto no solo fortalecerá su confianza, sino que también les mostrará el valor del esfuerzo constante.
Normaliza los días difíciles
Es importante que tus hijos/as sepan que sentirse frustrados o desanimados es completamente normal. Recuérdales que incluso en esos días, están aprendiendo. Ayúdalos a replantear sus pensamientos negativos con frases de crecimiento.
Practica la paciencia.
Cultivar una mentalidad de crecimiento requiere tiempo. Si tus hijos/as enfrentan un desafío, permite que encuentren su propio ritmo para afrontarlo. Ofrece tu apoyo, pero deja que ellos lideren el proceso.
Recuerda esto:
La mentalidad de crecimiento no es solo una herramienta para superar los desafíos, sino un enfoque para la vida. Con paciencia, esfuerzo y amabilidad, podemos enseñar a nuestros hijos/as —y a nosotros mismos— que cada experiencia cuenta y que siempre hay espacio para mejorar.
¿Listos para dar el primer paso?
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