Para numerosas personas el trabajo es su mayor satisfacción, mientras que otras lo viven como una desgracia.
Habrá quien piense que hoy en día es difícil encontrar cosas que nos ayuden a sentirnos bien. En esta situación tan volátil y estresante, la actitud con la que afrontemos el trabajo determinará nuestras posibilidades de sentirnos bien, o de que se convierta en un sufrimiento inútil.
Pero… ¿podemos hacer algo para que el trabajo contribuya a mejorar nuestra salud, y no se convierta en una enfermedad?
A lo largo de este artículo, la psicóloga María Jesús Álava Reyes y parte del comité editorial de la revista de Bienestar Bonne Santé, nos ayudará a resolver las dudas o inquietudes que este tema nos suscita.
¿Cómo influye el trabajo en nuestra vida?
Lo hace de forma determinante.
Según un metaanálisis sobre 223 estudios con más de 29.400 personas en diversos países[1], el trabajo puede determinar nuestra satisfacción vital y nuestra felicidad hasta en un 15%. Dicho de otra forma, si accionamos las palancas adecuadas en el trabajo, podemos mejorar hasta un 15% la felicidad de los empleados.
Según nuestros estudios[2], las competencias emocionales, y la forma en la que los empleados afrontan las dificultades y el estrés, pueden mitigar los efectos de un mal estilo de liderazgo y de los principales agentes tóxicos en el trabajo.
Se ha comprobado que en los hombres el factor clave es la “claridad de funciones”. Por el contrario, en las mujeres las claves son el liderazgo y el reconocimiento.
El trabajo puede inducir estados de salud o enfermedad; ello dependerá de la valentía de las organizaciones empresariales que crean en sus profesionales, o, por el contrario, de la miopía de las que no sean capaces de darles el valor esencial que tienen.
¿Hasta dónde el trabajo puede favorecer enfermedades?
De nuevo, el metaanálisis reseñado1 nos indica que el trabajo está detrás del 10% de nuestro malestar. Además, nuestro análisis2 nos indica que el trabajo está en el origen del 40% de los problemas que causan sufrimiento en las personas.
Este hecho es particularmente importante si consideramos que la OMS, antes de la crisis del COVID-19, ya manifestó que la ansiedad y la depresión serían la primera causa de baja laboral en España en 2020. Tras este tsunami, estas incidencias han subido exponencialmente.
Según los expertos, la falta de conocimiento y de conciencia sobre el impacto de las enfermedades mentales en el entorno laboral es uno de las motivos por los que este problema no se afronta adecuadamente en las empresas, ni se busca la manera de evitarlas(¿solucionarlo?). También señalan que muchos casos están provocados por una mala organización del trabajo.
¿Qué sectores o trabajadores son los más vulnerables?
- Las personas que trabajan en atención al público son los que presentan más vulnerabilidad.
- Los mandos intermedios presentan un 10% más de vulnerabilidad que la alta dirección y los perfiles técnicos.
- Las empresas que tienen entre 100 y 1.000 trabajadores son las más vulnerables; las menos vulnerables son las que tienen menos de 100 trabajadores. Igualmente, a partir de 1.000 trabajadores baja la incidencia de vulnerabilidad.
Factores que favorecen la enfermedad en las empresas
- Mal liderazgo. Los malos líderes no escuchan, se desvinculan de la realidad y toman decisiones basadas en favoritismos, generando tensiones innecesarias y creando un malestar muy perjudicial para los trabajadores.
- Relaciones tóxicas entre compañeros. Relaciones que a veces se conocen desde la dirección, pero no se atajan adecuadamente.
- Deshumanización. Que la organización trate como a un simple número a sus empleados.
- La falta de escucha y la deficiente COMUNICACIÓN INTERNA.
- Medidas artificiales. Importadas de otras culturas con el fin de mejorar la salud, pero en el fondo con resultados adversos.
Claves para potenciar la salud
- Apoyo y flexibilidad. En el contexto actual, la flexibilidad, las capacidades de adaptación y de reacción serán claves para afrontar los retos y los peligros futuros. Habrá que facilitar un marco normativo más flexible que les permita a las empresas adaptarse al entorno actual, para que puedan dar respuesta a las necesidades y circunstancias tan especiales que lo caracterizan.
- Tenemos que efectuar una apuesta integral por la salud física, emocional y relacional.
- Promover un ambiente que favorezca el trabajo de líderes equilibrados y emocionalmente competentes.
- Formar en competencias emocionales a los trabajadores.
Hemos realizado un análisis muy exhaustivo de la situación actual, donde sabemos que nada en el mundo volverá a ser igual, y el bienestar y el equilibrio emocional de los profesionales determinará la diferencia entre las empresas que triunfan y las que fracasan.
Solo si contamos con o somos personas motivadas, comprometidas y con emociones positivas tendremos éxito en el trabajo.
Por ello, son cruciales los programas de Bienestar Emocional que están comenzando a implantarse en algunas empresas, donde se trabajan aspectos claves como:
- Aprender a Conocernos sin filtros, a identificar nuestras emociones, poniendo a nuestro favor los dos cerebros: el racional y el emocional…
- En la situación actual resultará determinante conocer las claves que nos permitan gestionar de forma proactiva el tiempo, apoyándonos en los principios de la Comunicación Constructiva, la Comunicación en Entornos Digitales y alejándonos de la Comunicación Estéril; de esta forma alcanzaremos el Liderazgo Emocional, que nos permitirá La Gestión Positiva de Personas en Entornos tan cambiantes y convulsos como el actual.
Beneficios para las personas y las empresas con buen ambiente de trabajo
- Los trabajadores felices son más creativos, ponen el foco en la tarea, están más motivados, más comprometidos y cometen menos errores en sus tareas.
- Los trabajadores felices son hasta un 31% más productivos.
- Los trabajadores felices tienen un 21% de mejor salud y su absentismo disminuye al menos un 10%.
En definitiva, creemos las condiciones para que el trabajo sea salud. Recordemos que una organización saludable promueve la flexibilidad, la felicidad, el liderazgo compartido, la autenticidad, la diversidad de género y cultura, valorando y desarrollando a las personas que forman parte de ella.
Recuerda: Vamos a trabajar muchos años de nuestra vida, más de 50.000 horas. Intentemos, en definitiva, que el trabajo sea fuente de salud y no una puerta abierta a la enfermedad
Reflexión Final
El equilibrio entre el trabajo y la salud es un tema crucial que todos debemos considerar. Tal como plantea la autora, María Jesús Álava Reyes, comprender cómo nuestras responsabilidades laborales impactan nuestra salud física y emocional es esencial para llevar una vida plena y saludable. Nuestra actitud hacia el trabajo puede determinar si nos sentimos bien o si el trabajo se convierte en una fuente de sufrimiento.
A lo largo del artículo, se han explorado los impactos significativos del trabajo en nuestra satisfacción vital, felicidad, y bienestar general. Desde la claridad de funciones hasta el liderazgo y el reconocimiento, muchos factores pueden influir en cómo experimentamos el entorno laboral. Asimismo, la falta de conocimiento sobre la salud mental y una mala organización del trabajo son identificados como elementos que pueden perjudicar nuestra salud.
Es evidente que hay mucho que podemos hacer para transformar el trabajo en una contribución positiva a nuestra salud. Adoptar un enfoque integral del bienestar, que valore cada etapa de la vida y permita prosperar independientemente de la edad, es clave para ayudar a los seres humanos a vivir de manera más saludable y plena.
Te invitamos a reflexionar sobre cómo tu trabajo actual está afectando tu bienestar. ¿Vale la pena seguir en el camino actual, o sería mejor explorar nuevas posibilidades que te permitan vivir una vida más equilibrada y satisfactoria? Recuerda, hay muchas maneras de reinventarse y tener una vida plena.
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