Está claro que, además de las terribles y desgraciadas consecuencias que todos lamentamos, la aparición del COVID-19 ha supuesto un cambio radical en nuestro día a día.
Vivir confinados entre cuatro paredes nos ha obligado a adaptar muchas de nuestras costumbres. La vida sigue y hay que continuar organizándose para hacerla más sencilla tanto para nosotros como para el entorno que nos rodea..
Desde Up Spain nos dan algunas de las claves para adaptarnos, de manera saludable, a las nuevas rutinas.
Un desayuno completo
Con la nevera y la despensa tan a mano, no es fácil mantener los mismos horarios de comidas que antes de que todo esto pasara. El teletrabajo te obliga a levantarte a una hora temprana y, al ahorrarte el desplazamiento a tu lugar de trabajo, te permite disfrutar de un buen desayuno que te llene de energía.
Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, para que un desayuno sea completo debe aportar proteínas, carbohidratos, fibra, vitaminas y minerales.
- Lácteos: La mayoría de los adultos elegimos la leche como lácteo principal en el desayuno, bien sola bien acompañando el café, el cacao o el té de rigor. También puedes decantarte por otras opciones sólidas que, de igual manera, te aporten proteínas y calcio como el yogur o el queso. Hay quienes prefieren realizar ese aporte en forma de huevos, fiambre o incluso pescado.
- Cereales: muchas son las maneras de añadir a tu desayuno a los responsables de suministrarte los carbohidratos que te llenarán de energía. Tostadas con distintos tipos de pan, galletas de avena, barritas de cereales, granola, tortitas de arroz, porridge (gachas de avena) o muesli (cereales con frutas o frutos secos) son algunos ejemplos que te ayudarán a empezar bien el día.
- Fruta: llena tu cuerpo de vitaminas y fibra con un poco de creatividad. Además de un saludable zumo natural hay otras maneras de tomarla. Combinando unas con otras en macedonia disfrutarás de los distintos sabores típicos de cada estación. Te encantará troceada encima de los cereales o convertida en smoothie (batidos de fruta y leche u otra bebida vegetal).
Un tentempié a media mañana
Los frutos secos proporcionan energía y grasas saludables (no saturadas) buenas para el corazón. Su alto contenido en fibra contribuye a regular el tránsito intestinal.
Esto se traduce en una disminución de los niveles de colesterol. Además, proporciona un efecto saciante perfecto para calmar el apetito entre horas.
Comerlos con regularidad contribuye a prevenir y reducir el riesgo de ictus, diabetes, cáncer, infecciones y otras graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias como el infarto de miocardio. Asimismo, también resulta beneficioso en caso de artritis reumatoide u otros trastornos de tipo inflamatorio.
Si bien es cierto que solemos considerarlos a todos por igual, el valor nutritivo de los frutos secos varía de unos a otros:
- Las nueces son las reinas de los antioxidantes y su consumo beneficia a nuestro cerebro. En concreto, las de Brasil son ricas en selenio (mineral muy beneficioso para el sistema inmunitario).
- Las avellanas destacan como estimulantes de la memoria. Esto supone un efecto positivo en el rendimiento intelectual en el trabajo. Su alto contenido en ácido fólico las convierte en grandes aliadas durante el embarazo y la lactancia.
- Las almendras están especialmente recomendadas para el buen mantenimiento de la piel y hacer frente al cansancio y la fatiga.
- El sabor dulce e intenso de las castañas las convierte en un estupendo ingrediente para preparar postres sin gluten. Su harina es una alternativa estupenda para las personas con celiaquía.
- Los pistachos resultan muy beneficiosos para combatir el insomnio. Toma nota si lo sufres a menudo.
- Los anacardos son semillas que crecen pegadas a un fruto con forma de pera y sabor amargo. Son ricos en vitamina E y ayudan a prevenir la diabetes tipo II.
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